domingo, 20 de julio de 2008

Te ví por primera vez y ni siquiera me esperancé porque seas esa persona especial. Te escuché hablar, escuché tu voz, me pareciste inteligente y que eras capaz de hacerme feliz aunque sea por un rato, pero todavía no me hacía ilusiones. Creí que tratabas de acercarte a mí, y hablamos, dirigiste tu voz hacia mi, te vi simpática pero todavía no...
Que lindo fué cuando me senté al lado tuyo, sentí que la suerte estaba jugando conmigo de vuelta, como hace muchísimo, tu cara era tan hermosa como en la historia más conocida, como en el sueño más soñado...pero por ser precavido no pasó por mi cabeza ni por una milésima de segundo. Jugamos, nos reímos, hablamos en serio, me sorprendí de lo hermosa y lo inteligente que podías ser, pero mi experiencia me dijo que estabas siendo un poco distante, un poco fría. Mi cabeza le decía a mi corazón que no convenía estar tan apasionado; y la ilusión ya había empezado, es cierto, pero a pesar de todo eso mi escudo estaba prendido. Prendido en honor a los asesinatos, a las pérdidas, a la memoria, a la sangre...

Debe ser verdad eso de que no haya una persona especial para cada uno, porque uno puede enamorarse, pero la vida ser muy cruel, y en el amor juega la cabeza, sola, contra la suerte y el corazón.

Por qué sigo siendo el mismo? Por qué las memorias no le impiden al corazón enamorarse?

No hay comentarios: